Vivimos días extraños, como protagonistas involuntarios de una serie de ciencia ficción. Buen argumento, cercano, original… pero absolutamente improbable. Solo que esta vez no es una serie, se trata de nuestras vidas, cuasi-reales. Porque aún estamos discerniendo si ésto que nos está pasando forma parte de nuestra vida real. ¿Es posible que, en unos segundos, suene el despertador y nos levantemos para continuar con nuestra añorada rutina diaria?
Resulta muy complicado prever, desde nuestras actuales trincheras, cómo va a quedar el paisaje cuando todo haya pasado. Pensamos, además, que ni siquiera es sano, ahora mismo, intentar vislumbrarlo. Tenemos que enfocarnos actualmente en no debilitarnos demasiado en el proceso. Porque el día después vamos a necesitar de todas nuestras energías, de todo nuestro talento, de toda nuestra inteligencia colectiva para reinventarnos.
En estos momentos nuestra obligación no es sino permanecer sanos. Quedarnos en casa en pro de salvaguardar el bien más preciado que tenemos: la vida de nuestros seres queridos, la de todas la personas, y la nuestra. Poner en práctica los valores en los que siempre hemos creído, y que ahora cobran más fuerza que nunca. Porque ésto no es un simulacro. Sobrevivir a la sobre-información, a las ofertas de compra online y a nuestros propios temores.
Nada de prisas, nada de acelerados nuevos productos para un mercado en suspenso. Así como el confinamiento está siendo positivo para reducir la contaminación, hagamos que sea positivo también para reducir el estrés. Ahora hay que concentrarse en LO IMPORTANTE!!!!